Libia y Javier, la historia de un amor tardío de colegio en Envigado


Alejandro Calle Cardona

Crónicas y reportajes / enero 28, 2022

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La clase del 76 nunca se imaginó ser testigo de esta historia de amor. Luego de 50 años de haber salido del Liceo Francisco Restrepo Molina, Liba Toro y Javier Restrepo se reencontraron en una fiesta de egresados y tras una invitación a conocer el mar, se casaron para vivir una historia de amor.

POR ALEJANDRO CALLE CARDONA | PUBLICADO 28 DE ENERO 2022

La iglesia estaba a reventar. Los viejos amigos, los pajecitos, las familias, pero también sus hijos y los nietos de él. Aunque en sus rostros había felicidad, la mayoría no creía lo que estaban viviendo. Libia y Javier, dos compañeros del colegio decidían unir sus vidas luego de cinco décadas de haber dejado las aulas.

Luego de sus primeros días de matrimonio, hablamos con don Javier sobre esta particular historia de amor. Sereno, como solo lo puede ser alguien que ha vivido con tranquilidad los años, recordó cada detalle de cómo conoció Libia cuando eran jóvenes y cómo la conquistó hace pocos meses cuando ambos ya han recorrido un largo camino.

“Nos conocimos en 1971 en el Liceo Francisco Restrepo Molina de Envigado, donde estaban los grupos femeninos y masculinos, pero en el 75 se juntaron y todos estábamos felices. Pero el colegio La Presentación terminó con los grados 10 y 11 y a las niñas las pasaron para el Liceo y como había tanta gente volvieron a dividir los masculinos y femeninos. Libia y yo nunca estudiamos juntos, pero sí había actividades juntos y así fue como la conocí a ella y a otras 50 mujeres”, recordó.

Tuvieron que pasar más de 45 años para que ambos se volvieran a ver. Fue en un centro de salud, en plena pandemia, cuando Libia se le acercó y lo saludó. Él, dudoso de quién se trataba, le pidió que se quitara el tapabocas para tratar de reconocerla, pero fue en vano. Ella le dijo su nombre y los recuerdos regresaron a la mente.

Mientras eran atendidos hablaron de lo que había sido de sus vidas, Javier tuvo tres hijos y seis nietos; ella, cinco e hijos y aún no es abuela. Después del encuentro Javier pidió a sus excompañeros de colegio que la ingresaran al grupo de WhatsApp que tienen para no perderle el rastro a los amigos de juventud.

Pero la historia de amor inició con una invitación al mar. “En uno de esos paseos que armamos, yo le conté que estaba preparando un viaje para Villa de Leyva, y yo le pregunté que si conocía y me dijo que no. Pensé, hombre qué rico llevarla, pero nunca le dije nada”, confesó.

En octubre, durante otro encuentro en el Carmen de Viboral volvieron a verse, pero esta vez Javier dejó a un lado el miedo y se arriesgó. “Le pregunté si conocía el mar y me dijo que no, la invité a Coveñas y Cartagena, pasamos delicioso y pudimos conocernos muchos. Nos enamoramos”, dijo.

Luego de pocos meses de noviazgo, Javier le propuso matrimonio, quería que Libia fue esa compañera de vida, de una nueva vida, con quien asegura admira profundamente como mujer.

“Encontré en ella una mujer llena de valores y a fin a mis gustos en religión, políticos, en ideas, en lo social. Una mujer muy inteligente, ella es socióloga. Nos entendimos muy bien y decidimos casarnos”. Y así lo hicieron, sin embargo, aún no pueden estar juntos: Javier vive en Estados Unidos y ahora comenzará el trámite para lograr que ella obtenga la visa americana.

Su amor no se rige por la euforia propia de la juventud, la tranquilidad de un largo y tranquilo trasegar provoca que las sonrisas y el amor sean más genuinos.  Aún no definen en que país vivirán, pero ambos tienen claro lo que quiere. “¿Qué nos trae el futuro? Lo que nos quiera dar lo viviremos. El objetivo es disfrutar lo que nos queda de vida juntos”.


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