EDITORIAL 79: Economía en alerta roja


Alejandro Calle Cardona

Noticias / julio 28, 2020

COMPARTIR


Día 130 de aislamiento. Antioquia entró a la etapa más compleja del contagio de coronavirus y el Valle de Aburrá aporta más del 77 por ciento de los casos del departamento. Medellín, Bello e Itagüí concentran principalmente los pacientes activos en la región metropolitana. Desde hace dos semanas aparecieron los primeros fallecimientos y hoy en nuestros cinco municipios ya se reportan decesos.

JULIO 28| 2020

El sistema de salud está al bordo del colapso y en pocos días será decretada la alerta roja ante la ocupación de las camas de unidades de cuidados intensivos que, con el pasar de los días, se agotan. Las autoridades tratan de ampliar la capacidad de UCI en los principales hospitales, pero la tarea no ha sido fácil.

La primera cuarentena obligatoria fue decretada para aplazar el pico de contagio y lograr dotar la red hospitalaria. Llegó la reapertura económica, el aumento de los casos es casi del 600 por ciento y la meta de camas para pacientes críticos no ha sido cumplida.

Los municipios del área metropolitana se vieron en la obligación de aplicar un modelo de apertura y cierre de los sectores productivos, conocido como acordeón, para tratar de evitar un mayor brote sin terminar de asfixiar a la ya ahogada economía empresarial y familiar.

Las medidas en esta nueva etapa de aislamiento se han concentrado en el control y casi que en la represión policial. Y si bien es necesario hacer cumplir la norma y castigar a quienes ponen en riesgo su salud y la de sus familias, no se puede pretender que esta sea la única manera de contener el coronavirus.

Las ayudas alimentarias durante la primera cuarentena permitieron mitigar las necesidades básicas de muchos de los hogares, aunque en varios territorios fueron innumerables las quejas porque los alimentos no llegaron a todos los barrios.

Precisamente esta situación llevó a que muchos regresaran a las calles a laborar sin importar si estaban o no dentro de las excepciones decretadas por el Gobierno Nacional. Los comerciantes y vendedores informales, y demás pequeños comerciantes no aguantaron la presión de las deudas, las facturas de servicios públicos y todas las otras obligaciones que no dan espera.

De acuerdo con los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares -GEIH, durante el trimestre marzo-mayo de 2020 se registraron 414.000 desempleados en el Valle de Aburrá, 158.000 más que en el mismo trimestre del año anterior, alcanzando una tasa de desempleo de 21,6% (un incremento de 9,1 puntos porcentuales respecto la tasa de marzo-mayo 2019).

“Esta es la cifra de desempleo más alta que se ha registrado en el Valle de Aburrá en los últimos veinte años”, advirtió el programa Medellín Cómo Vamos. De ahí la importancia de debatir y considerar la posibilidad de destinar recursos para una renta básica que les permita a las familias más vulnerables permanecer en cuarentena.

Las finanzas de los gobiernos se verán afectadas, es cierto, pero según la ONU es una medida necesaria y urgente para 2.700 millones de personas en el mundo en medio de la crisis social que afronta por el coronavirus. “Un ingreso básico temporal permitiría a los gobiernos dar a las personas en confinamiento un salvavidas financiero, inyectar efectivo en las economías locales para ayudar a mantener a las pequeñas empresas a flote y frenar la devastadora propagación de Covid-19”, sostuvo el administrador del PNUD, Achim Steiner.

En Medellín el concejal Daniel Duque puso el tema sobre la mesa al inicio de la pandemia para que cada familia en situación de extrema vulnerabilidad recibiera cerca de 350 mil pesos, pero la Alcaldía de inmediato la consideró como inviable económicamente. Hoy vemos que las consecuencias son mayores y podrían serlo aún más debido al comportamiento del virus en nuestra región.

No se conoce cuándo se llegará al pico de contagio. El presidente Iván Duque acaba de extender el “aislamiento” hasta el 30 de agosto, mientras que bares, gimnasios, empresas, el turismo y muchos más sectores están en riesgo de desaparecer si la cuarentena se sigue extendiendo. Solo hace falta caminar el parque Lleras en Medellín, el Obrero en Itagüí, la Calle de la Buena Mesa en Envigado y demás sectores comerciales en Sabaneta y Caldas para evidenciar la crisis económica.

Depender de la disciplina y responsabilidad ciudadana no parece ser del todo efectivo cuando existen pequeños grupos que ponen en riesgo a quienes sí han cumplido con todas las restricciones.

Estamos frente la crisis social más grande de las últimas décadas y los ciudadanos exigen soluciones. La defensa por la vida no es negociable, pero la represión y las multas no pueden ser la única alternativa cuando en tantos hogares las necesidades ya llegaron al pico.