¿Un hotel para abejas solitarias? La Estrella instaló uno para proteger esta especie


Alejandro Calle Cardona

La Estrella / octubre 21, 2021

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Pocos conocen este tipo de abejas. Por eso La Estrella instaló un refugio para protegerlas y se convierte en el tercer municipio del Valle de Aburrá en contar con esta iniciativa que busca preservar las abejas, vitales para la vida del plantea.

“!Contamos con el primer Hotel para Abejas en La Estrella!”, publicó en sus redes sociales el alcalde Juan Sebastián Abad, luego de que la estructura fuera instalada en la cancha contigua a la Casa para la Educación.

“Este espacio natural busca albergar las abejas solitarias que no hacen colmena y ser un refugio para la biodiversidad y riqueza natural de nuestro municipio. Además el lugar les permite a las abejas descansar y recuperar energía en medio de su vida natural”, explicó el alcalde.

¿Pero qué es un hotel para abejas solitarias? Los hoteles de abejas -construidos por lo general con piñas secas, pequeños tubos de papel o cartón, madera agujereada o cajones rellenos de ramas seca- permiten albergar diversas especies sin aguijón y les brinda un espacio para colocar sus huevos, como alternativa a la falta de hábitat por la cultura de eliminar los árboles secos.

Sin embargo, su principal beneficio es que intervienen en la reproducción de las plantas como la flor y por eso son indispensables para mantener la salud de muchos ecosistemas. Estas especies polinizadoras son importantes para el ecosistema sin importar su tamaño, y las abejas, esos pequeños insectos, lo demuestran con su gran aporte a la sostenibilidad del planeta y la alimentación del resto de especies, incluyendo los humanos.

Este proyecto del Área Metropolitana cuenta con cerca de 17 hoteles, en su mayoría ubicados en el Parque de las Aguas en Barbosa, pero diez de ellos pertenecen a cada uno de los municipios y La Estrella se convierte en el segundo municipio en instalarlo en su zona céntrica, después de Medellín.
Pocos saben que cerca del 75% de los alimentos que llegan a nuestra mesa son producto de los servicios ecosistémicos que ofrecen las abejas al ser polinizadores.