En Envigado la empanada lleva morcilla y ajiaco


Alejandro Calle Cardona

Envigado / junio 28, 2018

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Una bandeja paisa, un ajiaco o una morcilla al interior de una empanada. Solo a una cocinera envigadeña se le hubiera podido ocurrir semejante maridaje envuelto en una pequeña masa amarilla.

POR JULIANA VÁSQUEZ POSADA

Liliana Tamayo es la autora de estas exquisiteces que ya no solo deleitan los paladares de los locales, porque hasta a Estados Unidos y a Centroamérica han ido a parar.

La primera en sumarse al menú de “Lili Ricuras” fue la paisa, después nació la envigadeña, que ya cumplió tres años y que “es la rellena de morcilla, porque no hay nada más envigadeño que esta combinación” y, finalmente, la de ajiaco que apenas cumplió un año.

Lili empezó a vender empanadas ‘de iglesia’ después de que la empresa en la que trabajaba como secretaria se declarara en quiebra y perdiera su empleo. Ella, que desde siempre ha disfrutado preparando comidas tan colombianas como el tamal, el chorizo y pastel de pollo, vendió en su primer día, hace doce años ya, fritos por un valor de 150 mil pesos, preparados en un pequeño carrito fiado que puso en la puerta de su casa.

Luego vino la idea de mezclar ingredientes y probar otros sabores: “en la casa yo les seguía los caprichos a mis hijos y cada que se antojaban les preparaba empanadas de sabores que nadie vendía. Incluso si querían las típicas empanaditas de papa con guiso, también se las hacía, porque nunca fui de ir a comprarlas a la esquina aunque eso fuera más fácil”. Fue así como sus experimentos familiares se materializaron por primera vez en su querido y nunca olvidado ‘pastelito holandés’.

Con la misma masa amarilla pero con forma redonda, el pastelito estaba relleno de trocitos de jamón, queso mozarela y maicitos. Sus clientes lo amaron desde el primer día. El festival de sabores se hizo tan popular que poco a poco las nuevas empanadas empezaron a desplazar a la empanadita de papa hasta que hace tres años Lili decidió no venderla más.

Compactar algunos de los platos típicos de los colombianos y transformarlos en empanada no es una tarea fácil. La movida empieza los miércoles a las diez de la mañana y no para hasta el domingo en la noche. No es lo mismo preparar el arroz de la paisa que el arroz de la envigadeña, explica, “porque la masa puede ser la misma, pero los aliños con los que se cocinan los rellenos, los tiempos de cocción y de preparación y los utensilios de cocina son diferentes. Además, no me gusta compramos nada hecho, hasta el ají y el guacamole es hecho en casa, por eso, aunque abrimos a las tres, aquí empezamos a trabajar a las diez o sino dígame ¿a qué horas preparamos las más de 500 empanadas que vendemos solo en un fin de semana?”.

Pero para llegar a las recetas que los clientes se comen hoy, Liliana tuvo que probar muchas veces, con ingredientes diferentes, descartando los que hacían demasiado tedioso el proceso, porque implicaban mucho tiempo o porque eran difíciles de manipular, como el queso, que explotaba mientras lo fritaban y que hace cuatro años le causó quemaduras de segundo y tercer grado en varias partes del cuerpo, pérdida parcial de la visión en el ojo derecho y una incapacidad de casi dos meses.

Después del incidente, “Lili Ricuras” tuvo que decirle adiós a los pastelitos holandeses y abrirle las puertas a platos como la morcilla y el ajiaco. Pero no se arrepiente. “Tengo clientes que vienen desde Girardota o desde Rionegro solo a comerse la envigadeña”, dice orgullosa, “y muchos me han pedido que pruebe con lentejas o con mondongo, pero por ahora no. No me interesa tener muchos productos, me interesa que lo que tengo se mueva bien y que me quede bien hecho”.

Hoy, cuando ha pasado más de una década desde de su primera venta, Liliana, su hija Lina, seis empleadas más y ocho fogones no dan abasto para satisfacer los antojos de sus comensales que llegan hasta una esquina de entre la calle 46 e sur y la carrera 42b del barrio La Paz. La constancia, la calidad del producto -porque tienen el sello verde que indica que se pueden consumir sus alimentos con total confianza- y la intuición en la cocina conforman la receta del éxito de estas particulares empanadas de masa crujiente y rellenos de los mejores sabores colombianos y envigadeños y que se venden ¡en un santiamén!